HUMOS

…Y mira: todo son humos y llenarse de viento (Qo 1,14).
Yo, de joven, encendía
con la colilla un cigarro
y con la peña en cotarro
juzgaba de noche el día
de injusticia y fechoría
que el periódico aportaba.
Y cada cual lo arreglaba
tomándose su café:
con leche o solo, no sé;
pero eso sí: se fumaba.
Tampoco sé qué pasó
ni por culpa de quién fue;
pero fue lo cierto que
el mundo no se arregló.
Entonces se me ocurrió,
para analizar mi alma
y ver si es que el ego empalma
con todo lo que está mal,
una idea filosofal:
fumar en pipa con calma.
Fue sabia la decisión:
que va la pipa mejor
a un señor que va a mayor
y habla con circunspección.
Mas no encontré solución
que arregle lo que aquí pasa.
Ahora ya lo tomo a guasa
aunque río sin ternura;
y entre solfa y amargura
me fumo un puro en mi casa.
Pues miren que con la edad
yo estoy ya un poco pachucho:
mas ganó el tabaco mucho
en aroma y calidad.
Que fue esto gran verdad
dirán en mi enterramiento
(por eso del cumplo-y-miento)
ahumándome de incienso…
Pero ahora que lo pienso:
¡ceniza somos! ¡Memento!
 
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