Saúl, muerto de miedo, se aturde y se cae al suelo.
Pierde las fuerzas y el apetito.
La bruja le dice que coma, que sea bueno, como ella lo
ha sido con él; tanto, que ha hecho lo que Saúl le ha pedido,
a pesar de haberle podido costar la vida.
Jesús deja dormir a los suyos y se postra en tierra
para rezar.
Luego, despierta a los discípulos: ya llegó
la hora en que el Hijo del Hombre es entregado a los pecadores.
* * *
En realidad, la bruja no se puso en manos de Saúl: lo ha estado manipulando. Jesús sí que se ha puesto en las manos de Dios.
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